Finalizan los rodajes de los largometrajes colombianos La sangre y la lluvia y El vuelco del cangrejo


El pasado lunes 01 de diciembre y ayer 10 del mismo mes, concluyeron respectivamente los rodajes de La sangre y la lluvia de Jorge Navas y El vuelco del cangrejo de Oscar Ruiz Navia. La primera, producida por EFE-X Cine y un rodaje que se extendió por 7 semanas, está protagonizada por Gloria Montoya, Henri Mendoza, Hernán Méndez, Julio Cesar Valencia y Weimar Delgado. Por su parte El vuelco del cangrejo duró en filmación 5 semanas bajo la producción de Contravía Films y con las interpretaciones de Arnobio Salazar Rivas, Karent Hinestroza, Miguel Baloy y los caleños Rodrigo Vélez y Jaime Castaño. Ambas películas comienza desde ya su etapa de montaje y pos producción.
 
La sangre y la lluvia, fue rodada en locaciones de la ciudad de Bogotá y filmada con la cámara RED ONE 4K, sobre un guión de Jorge Navas, Carlos Henao y Corinne-Alize Le Maoult. En esta película, Jorge y Ángela, dos universos solitarios y cuestionados frente a sus propias vidas se encuentran en medio de una lluviosa noche entre las oscuras y violentas calles de Bogotá. El, un taxista joven, conductor errante, nihilista y pensativo, cuyo hermano ha muerto recientemente a manos de un grupo de delincuentes por una deuda que ahora, en contra de su voluntad, él deberá pagar para no ser víctima de un destino igual. Ella, una hermosa joven errabunda y ojerosa, inteligente y profunda, conflictuada con su pasado y con su necesidad de habitar y frecuentar ambientes sórdidos para buscar la vida. En solo seis horas el amor, las calles y sus fantasmas les unirá para siempre y les separará para siempre, de la misma manera en que la lluvia, como las lagrimas, irán desdibujando y diluyendo los rastros de sangre y de dolor sobre el asfalto frío.
 
De otro lado, la historia de El vuelco del cangrejo se desarrolla en La Barra, un alejado y olvidado pueblo de la costa pacífica colombiana. Allí Cerebro, líder de los nativos Afrodescendientes, enfrenta fuertes contradicciones con El Paisa, poderoso terrateniente que planea la construcción de un hotel en la playa. Daniel, un citadino extraño y silencioso, llega una tarde cualquiera y permanece varios días en el sitio a la espera de una lancha clandestina que pueda sacarlo del país. Una niña y dos adolescentes necesitados de dinero son los únicos que intentan ayudarlo, pero conseguir una embarcación tomará más tiempo de lo planeado. La paciencia de Cerebro poco a poco se agota cuando una mañana El Paisa instala dos gigantescos bafles en la playa y comienza la construcción de una barrera que dividirá el territorio. Daniel, intentando partir, quedará atrapado en la crisis del pueblo, cuya población se resistirá a desaparecer con la inminente llegada del progreso.

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